Vergüenza en vocar y cantar Sentir vergüenza o nervios al tocar o cantar frente a otras personas es algo muy común. Incluso músicos con años de experiencia admiten que todavía sienten mariposas en el estómago antes de salir al escenario. El miedo escénico no es señal de debilidad: es una reacción natural del cuerpo y la mente cuando se enfrentan a una situación de exposición. Pero, afortunadamente, es una barrera que se puede trabajar, gestionar y superar con práctica y estrategias adecuadas.
Entiende de dónde viene la vergüenza
La vergüenza suele aparecer cuando nos preocupa ser juzgados, cometer errores o “no estar a la altura”. Es una mezcla de inseguridad, perfeccionismo y temor al qué dirán. A veces proviene de experiencias pasadas: una crítica dura, una mala presentación o simplemente la falta de costumbre.
Reconocer que este miedo es común y humano es el primer paso. No eres el único ni la única que lo siente. Y eso ya reduce su poder sobre ti.
Empieza tocando solo para ti
Antes de presentarte ante otros, es importante construir un espacio de seguridad contigo mismo. Toca o canta en privado con libertad, sin presión de hacerlo perfecto. Disfruta del sonido, del proceso, del error incluso. Este espacio íntimo fortalece tu confianza y te permite reconectar con el placer de hacer música sin juicio.
Grábate si quieres, escúchate con cariño, como si fueras tu mejor amigo. Poco a poco, eso cambiará la forma en que te ves a ti mismo como músico.
Practica tocar para una persona de confianza
Una buena estrategia para vencer la vergüenza es exponerte gradualmente. No empieces tocando frente a una multitud. Comienza con alguien que te apoye: un amigo, tu pareja, un familiar. Explícale que te sientes nervioso/a y que solo quieres practicar tocar frente a alguien.
Esa primera experiencia positiva puede transformar tu percepción. Si la persona te escucha con respeto y te da una devolución amable, te sentirás más capaz y dispuesto a repetir.
Repite hasta que se vuelva familiar
Como cualquier miedo, el miedo escénico disminuye cuando lo enfrentas repetidamente. Cuanto más veces toques o cantes frente a otros, más natural se vuelve. Al principio habrá nervios, sudor en las manos, temblores. Pero con el tiempo, esos síntomas se reducen, y tu cuerpo aprende que no estás en peligro real.
Incluye momentos de exposición en tu rutina: toca en una videollamada con amigos, graba un video para redes sociales, participa en una clase grupal. La clave es la repetición.
Cambia tu enfoque: de ti al mensaje
Muchos nervios vienen de pensar “¿cómo me están viendo?”. Pero tocar música no se trata de ti: se trata de lo que estás compartiendo. La música transmite emoción, historias, belleza.
En lugar de pensar “¿me saldrá bien?”, piensa: “quiero compartir esta canción porque significa algo para mí”. Cuando conectas con el propósito, la vergüenza pierde fuerza.
Acepta que cometer errores es normal
No existe presentación perfecta. Incluso los músicos más profesionales cometen errores en vivo. La diferencia es que no se detienen por eso. Siguen adelante, fluyen, disfrutan.
Entrena tu mente para aceptar que equivocarse no arruina nada. Muchas veces, el público ni siquiera nota los errores técnicos. Lo que realmente impacta es tu entrega, tu actitud, tu emoción.
Usa ejercicios de respiración y relajación
Los síntomas físicos del miedo pueden calmarse con respiración consciente. Antes de tocar o cantar, intenta este ejercicio:
- Inhala profundamente por la nariz durante 4 segundos
- Retén el aire 4 segundos
- Exhala lentamente por la boca durante 6 u 8 segundos
- Repite varias veces
Este tipo de respiración reduce el ritmo cardíaco, relaja la mente y te ancla en el presente. También puedes estirar el cuello y los brazos, sacudir las manos y soltar la mandíbula.
Visualízate tocando con confianza
La visualización es una herramienta poderosa. Cierra los ojos e imagina que estás tocando o cantando frente a otras personas. Visualiza el lugar, las luces, el sonido. Imagina que todo fluye, que estás concentrado/a, que disfrutas.
Tu cerebro no distingue completamente entre lo que imaginas y lo que vives. Así que esta práctica prepara tu mente para que se sienta más segura al momento real.
Grábate y acostúmbrate a verte
Otra técnica efectiva es grabarte con tu celular mientras cantas o tocas. Al principio puede darte incomodidad, pero con el tiempo te acostumbrarás a verte y escucharte con más objetividad.
Esto también te permite observar tus gestos, tu postura, tu expresividad. Puedes corregir detalles, pero también notar lo que haces bien. Y eso refuerza tu autoconfianza.
Comparte con propósito, no por obligación
No tienes que tocar en público si no quieres. La música también puede ser algo íntimo, personal. Pero si sientes el deseo de compartir, hazlo desde un lugar de amor y autenticidad, no desde la obligación de ser perfecto.
Comparte tu proceso, tus avances, tus aprendizajes. Eso inspira mucho más que una ejecución impecable.
Rodéate de personas que te apoyen
El entorno influye mucho. Evita compartir tu música con personas que critican sin empatía, se burlan o menosprecian. Busca entornos positivos: profesores comprensivos, amigos músicos, comunidades online de aprendizaje.
Estar rodeado de personas que entienden tu camino te da seguridad, comprensión y motivación para seguir creciendo.
La vergüenza se transforma en energía
Lo que hoy te da vergüenza, mañana puede convertirse en emoción, entusiasmo y adrenalina positiva. No se trata de eliminar el miedo por completo, sino de aprender a actuar a pesar de él.
La música se hizo para ser compartida. Tu voz, tu instrumento, tu historia merecen ser escuchados. Y con cada pequeño acto de valentía, estarás más cerca de lograrlo.
Te invito a visitar también las páginas que aparecen a continuación para ampliar tus conocimientos:
https://informandoomundo.com/musica-en-familia-involucrar-todos/
https://informandoomundo.com/recomendaciones-lectura-musica/
https://informandoomundo.com/que-estilos-musicales-son-mas-faciles-para-principiantes/